Hoy al despertarme, me quedé sentada en la cama mirando a la nada. Intenté digerir el hecho de que no te iba a ver, ni a oír, ni a tocar. Es más,¿me volvería a encontrar contigo? Yo sé mejor que nadie que el destino puede ser muy cruel cuando quiere, y que esta vez tampoco iba a poner de su parte para volver a admirar tu cara. Te fuiste, te marchaste y fue tu decisión, lo admito. No te preocupes, porque no verás verbalizar en mi boca ningún reproche. ¿Cómo podría hacerlo? Si pese a todo, me diste los meses más maravillosos de mi vida. Pero me debo a mi misma una última oportunidad para captar cada detalle de tu cuerpo. Quiero cada matiz, cada manía, cada sonrisa, para grabarla en lo más hondo de mi corazón. Y cuando te necesite, cuando anhele tu compañía, resucitar cada recuerdo hasta hacerlo tangible. Si, como ves no tengo ni rastro de resentimiento; te quiero, es tan sencillo como eso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario