Por cobarDe ...
Joder, quiero decirte tantas cosas, y tengo tantas ganas, tanto miedo, y tantas palabras, que no sé cómo hacerlo... ¿Qué quieres que haga si es que cada vez que te tengo cerca vienen a mi boca una bocanada de cosas que me gustaría que supieras? Y como no soy tan valiente para decirlas, o como tú eres tan cobarde para escucharlas, ahí se quedan, haciéndose un nudo en mi garganta que se va haciendo cada vez más grande a cada paso que das en dirección contraria a mi. Mira, esa es una de las cosas que me gustaría decirte, que no quiero que tus pasos se vayan en la dirección opuesta, que odio cuando tienes que irte, y cada metro que te alejas me va haciendo cada vez más pequeña, y al final te has ido y yo me quedo en nada. Porque cuando tú estás a mi lado siento que soy grande, siento que he completado el puzzle de mi misma, pero cuando te vas te llevas mi pieza central, y entonces el puzzle queda inacabado. Y es que eso soy yo sin ti. Y es que desde que te conozco las piezas en mi mundo van encajando, y todo empieza a cobrar perspectiva. Tu perspectiva. Mi línea. Tu dirección. Nuestro eje. El ángulo de la curva de tu sonrisa. Mi sonrisa tonta cuando te tengo cerca, que no se va en todo el rato que tú la sostienes, cual marioneta. ¿Cómo se supone que debo explicarte cuando te tengo enfrente que eres tú quien gira mi vida 180º con cada mirada? Que me cuelgo en tus ojos y me olvido del mundo. Marionetista en mi vida. En eso te has convertido. Porque tú has cogido los hilos de mi desordenada, desorientada, desarmada, desquiciada vida, y me has hecho parar. Has redireccionado el sentido de mi universo, has centrado el eje de mi mente. Has parado a esta idiota que iba por la vida a 200 por hora a comerse el mundo, sin rumbo, límite ni meta. ¿Cómo puedo explicarte que te necesito a mi lado, porque calmas mi caótico mundo interior, porque haces fácil lo difícil, porque me siento segura si tú vienes conmigo a enfrentarme a este loco mundo, porque siento que vale la pena volver a arriesgar por lo que tú quieras que arriesgue si tú me lo pides. Que no te das cuenta, pero le das sentido y dirección a algo que creía perdido, algo por lo que había dejado de luchar. Que me haces sentir las malditas mariposas en la barriga. Que te querré, te voy a querer, te estoy queriendo, te quiero. Y no, no te lo diré.
**Mio ^^Joder, quiero decirte tantas cosas, y tengo tantas ganas, tanto miedo, y tantas palabras, que no sé cómo hacerlo... ¿Qué quieres que haga si es que cada vez que te tengo cerca vienen a mi boca una bocanada de cosas que me gustaría que supieras? Y como no soy tan valiente para decirlas, o como tú eres tan cobarde para escucharlas, ahí se quedan, haciéndose un nudo en mi garganta que se va haciendo cada vez más grande a cada paso que das en dirección contraria a mi. Mira, esa es una de las cosas que me gustaría decirte, que no quiero que tus pasos se vayan en la dirección opuesta, que odio cuando tienes que irte, y cada metro que te alejas me va haciendo cada vez más pequeña, y al final te has ido y yo me quedo en nada. Porque cuando tú estás a mi lado siento que soy grande, siento que he completado el puzzle de mi misma, pero cuando te vas te llevas mi pieza central, y entonces el puzzle queda inacabado. Y es que eso soy yo sin ti. Y es que desde que te conozco las piezas en mi mundo van encajando, y todo empieza a cobrar perspectiva. Tu perspectiva. Mi línea. Tu dirección. Nuestro eje. El ángulo de la curva de tu sonrisa. Mi sonrisa tonta cuando te tengo cerca, que no se va en todo el rato que tú la sostienes, cual marioneta. ¿Cómo se supone que debo explicarte cuando te tengo enfrente que eres tú quien gira mi vida 180º con cada mirada? Que me cuelgo en tus ojos y me olvido del mundo. Marionetista en mi vida. En eso te has convertido. Porque tú has cogido los hilos de mi desordenada, desorientada, desarmada, desquiciada vida, y me has hecho parar. Has redireccionado el sentido de mi universo, has centrado el eje de mi mente. Has parado a esta idiota que iba por la vida a 200 por hora a comerse el mundo, sin rumbo, límite ni meta. ¿Cómo puedo explicarte que te necesito a mi lado, porque calmas mi caótico mundo interior, porque haces fácil lo difícil, porque me siento segura si tú vienes conmigo a enfrentarme a este loco mundo, porque siento que vale la pena volver a arriesgar por lo que tú quieras que arriesgue si tú me lo pides. Que no te das cuenta, pero le das sentido y dirección a algo que creía perdido, algo por lo que había dejado de luchar. Que me haces sentir las malditas mariposas en la barriga. Que te querré, te voy a querer, te estoy queriendo, te quiero. Y no, no te lo diré.
No hay comentarios:
Publicar un comentario