28 feb 2011

 [ Un banco ]

Sonará realmente extraño pero ¿sabes dónde me gustaría estar ahora? En un banco sentada, un día 22 de Agosto, de noche, en una calle sola y a la luz de una farola... Y que una brisa fresca me arrulle y me ponga la piel de gallina... Y echar la cabeza hacia atrás y cerrar los ojos y simplemente dejar volar mis pensamientos... ¿Sabes? Me parece un lugar perfecto para sentarte a esperar algo... Y sí, supongo que si me apetece estar ahí es porque estoy esperando algo... Siendo sinceros, lo que espero es despertarme de un momento a otro. Porque me da miedo que esto sea tan perfecto, me da miedo estar tan bien, siento como si en un segundo pudiera desmoronarse toda la pared de ilusiones que voy montando ladrillo a ladrillo, día a día. Y tengo miedo de que lo mismo que un día estás ayudándome a construirla, al día siguiente se te vaya la cabeza y te pongas a dar golpes como un loco asustado, y tires abajo nuestra pared... No sería la primera vez... ¿Y sabes cuál es el problema? El problema es que yo me estoy muriendo por apostarlo todo por ti, por nosotros... pero me da terror perder. No quiero perder. Ya sé que siempre soy yo la que te dice que no te compliques, que simplemente disfrutes el hoy y el aquí... pero yo también tengo mis días malos, ¿no? Días en los que todo son dudas, días en los que duele hasta pensar que todo es para nada, días en los que prefiero estar sola, no verte, días en los que el miedo no para de acosarte una vez, y otra, y otra, y todo son preguntas a las que no les encuentras una respuesta que te convenza... ¿Sabes? Cuando lo que sientes es amor, todo eso se queda pequeño. Cuando estás enamorado solo con mirar a los ojos a esa persona se resuelven todas tus preguntas. Cuando cuentas cada hora, cada minuto, cada segundo que falta para verlo, no tienes tiempo de pensar en que tienes miedo. Cuando pensar en sus labios es lo único que haces, cuando memorizas sus sonrisas, cuando conoces de sobra el tacto que tienen sus manos... entonces no hay dudas que valgan, entonces te vuelves valiente y te da igual lo que pase, si sale bien, mal o regular. Y eso, precisamente, es lo que no tenemos tú y yo: amor. Así que a mi un banco en pleno verano, de noche y con la fresquita, no me parece un mal lugar para sentarme a esperar que te enamores de mí... Cuando lo hayas hecho, ya sabes dónde encontrarme...=p


**Mioo¡

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