Me rompiste los esquemas, acabaste con todas las razones lógicas que
tenía para no enamorarme de ti. Y me quisiste, joder, cómo me quisiste.
El problema fueron las promesas y los vicios malos, el sexo sin amor y
los días largos. Nos enamoramos como nunca y acabamos como siempre, con
más heridas por los daños que los amaneceres entre mis sábanas que me
dejaste a deber.
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