¿Quién soy? Apuesto a que contadas personas podrían responder realmente a esa pregunta, apuesto a que demasiadas pocas personas conocen quién soy yo en realidad ... ¿Quieres saber quién soy? Empecemos por arriba; mi cabeza es un remolino de sueños por cumplir y recuerdos que ya no volverán y que son mi mayor tesoro. Siguiendo hacia abajo, mis ojos son de los que hablan por sí solos, solo hay que saber leerlos. Miento genial, pero ellos siempre me delatan. En ellos se nota si estoy triste, a pesar de mi sonrisa kilométrica, si es el día más feliz de mi vida, o si a pesar de que no lo digo siento mil cosas cuando le veo a él. Por mis oídos entra solo lo que vale la pena oír. Odio el chirrido de la mentira, la falsedad o el gotear de las lágrimas al caer. Adoro como suenan las carcajadas entre amigos, el sonido de un reencuentro, y el susurro de un te quiero. Mi sonrisa es mi signo de identidad. La curva que se forma en mi boca cuando estoy con mis amigos es inmensa. Es automática cuando pienso en ti. Siempre acude en los malos momentos, los de los demás y los mios. Soy firme creyente del poder de una sonrisa para cambiar el mundo. Un poquito más abajo, en mi cuello, se agolpan las palabras que se quedaron entre mis labios en cada despedida, los te quiero que no me atreví a pronunciar, y el nudo en la garganta que provoca el echar tanto de menos. Mi corazón está roto, mal pegado con cinta adesiva, golpeado y cansado de desilusiones y promesas incumplidas, pero sigue vivo. Todavía, a pesar de todo, late fuerte por alguien. Todavía es capaz de amar, y se ilusiona a diario al pensar en esa sonrisa que lo mantiene con vida. Mi barriga es un nido de mariposas que se agitan cuando le veo, cuando sueño con esos besos, cuando le tengo cerca. Mis manos siempre están dispuestas a dar, pero también a recibir, porque en este mundo nada es gratis. Dispuestas a trabajar, a pelear por lo que quieren. Expertas en buscar lugares secretos en su cuerpo, en despertar el deseo y la pasión, las ganas. Adoran el contacto de una piel, y tienen el hueco perfecto para que encajen otras manos. Me encantan los abrazos que se dan porque sí, esos fuertes fuertes fuertes, que parecen querer no soltarse jamás. En mi hombro puedes apoyarte siempre que quieras, soy de las que aguanta al lado de la gente que me importa pase lo que pase, incluso en las misiones suicidas, donde el final es eminente. Si miras a tu lado, siempre estaré ahí. Mis pies se han cansado de hacer kilómetros y kilómetros, pero sigo andando. Mi espíritu es aventurero. El miedo me lo dejé colgando en el perchero de casa. La palabra valiente me la tatué en la frente para recordarme que la vida no regala nada, que tienes que echarle cojones y luchar por lo que quieres. Que a veces se gana, otras se pierde, pero uno no se rinde. A veces el camino se hará más fácil, pero otras estará plagado de piedras, y no las verás, y te caerás. La vida es una sola, lo que no vivas hoy, mañana estará perdido para siempre. El tren pasa una vez, las oportunidades no vienen solas, y el destino no está escrito. Caerse, sufrir, echar de menos ... Es parte del hecho de vivir. ¿Mi piel? Mírala, tengo una cicatriz por cada despedida, por cada desilusión, por cada vez que intenté algo y fallé, por cada caída, cada golpe, cada decepción. Debajo de la piel tengo guardados te quieros que dije, que oí y que aún no pronuncié. En la mente cien mil sueños que cumplir. En el corazón las ganas de vivir. La mente inquieta, el alma en positivo, y la sonrisa permanente. ¿Que quién soy? Soy yo, enfrentándome al mundo. Y a veces parece que yo gano, pero otras me gana él a mi. Y a veces tengo que escribir un texto recordándome lo que valgo, lo que tengo y lo que soy, porque a veces, yo misma me olvido de quién soy...
*Mio =)
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